Callejuela

  Aquí estoy de nuevo con ordenador prestado, el mío hace algún tiempo que venía dando problemas hasta que ya dejó de funcionar. Lo he echado de menos, ahora me lo están arreglando, en un disco duro independiente le han sacado mis cosas y hoy me dispongo a subir esta pintura que le gustó  a una de mis hermanas y se la regalé.

Son de estas cosas que ves y te gustan. Venia la foto en un periódico, la perspectiva de la primera casa estaba deformada, se veía rara, ya no recuerdo si era en blanco y negro o tenía algo de color, esos colores perdidos de las fotos de los periódicos.

Lo hice en la época que pintaba mucho en casa, recuerdo que el arco de la casa amarilla me dio mucho trabajo, yo quería hacerlo tal y como estaba en la foto y más o menos lo conseguí.  

Hubo quien me hizo la observación de que estaba torcido, pero a mí me gustaba así, después de todo, en pintura todo está permitido, ¡Las cosas que se ven por ahí!





Manzanas rojas

A pesar del calor que seguimos teniendo en esta ciudad andaluza, hoy me encuentro más animada para hacer una entrada al blog de pinturas. He echado un vistazo y ya quedan pocas por subir al blog, así que, ¡me pongo a pintar o dedicaré este espacio a otras cosas!
Esta pintura es de mi época de aprendizaje copiando a otros pintores. Me compré un montón de libros, unos buenos y otros... mejor que no los hubiera comprado.
Estas manzanas es de uno que para empezar a pintar es de lo mejorcito.
Está pintado en tabla y la verdad es que me fue fácil copiarlo, para ello estaba hecho, para que los novatos y novatas no nos desilucionáramos a las primeras pinceladas.
Pero esta no fue mi primera pintura, ya llevaba algún tiempo pintando.
La primera, ¡primera! la subiré un día de estos, es bueno recordar los principios y el trabajo que me costó hacer un jarrón de cristal, unas flores y una tela, ¡Vamos, lo más sencillo para una principianta! ¡Menos mal que era muy pequeño!

  


  

Río entre piedras


No recuerdo el año que hice esta pintura. La escogí por el colorido y el riachuelo que corría entre las piedras. Está pintada en tabla y no es muy grande. Al principio y durante muchos años le tuve mucho respeto a pintar cuadros de gran tamaño, así que tengo guardados una buena colección de pinturas pequeñas.
Este es un paisaje americano, sacado de fotografía y hecho por mí en casa cuando pintaba todos los días.
Este año como muchos de estos últimos, me hice el propósito de pintar en verano, pero con este calor que tenemos no me atrevo a ponerme por el olor del aguarrás y no poder abrir las ventanas. En estos días de temperaturas de cuarenta grados, hay que tener la casa cerrada a cal y canto, persianas echadas y aún así la casa está en semipenumbra, la luz en la calle es muy fuerte y entra por cualquier rendija.
Para salir hay que hacerlo por la mañana, el día que corre aire se puede soportar pero cuando viene este de África, no hay quien aguante. Por eso los sevillanos son tan aficionados a las playas. Yo prefiero quedarme en casa con mis comodidades y distracciones y no meterme en la carretera abarrotada de coches y las playas donde no cave ni un alfiler más.

El pequeño costalero

  Buscando entre mis fotografías para subir al blog, me decido por estas que hice el día uno de mayo de este año, el día de las cruces. Esta es una costumbre que yo conozco aquí en Andalucía, puede que la haya en otras partes de España y hasta fuera de ella, no lo sé.
Siempre que vi un "Paso" de estos, lo llevaban chiquillos de diez a trece años y hecho por ellos, un cajón con patas, unas telas colgando, una cruz y unas flores, seguramente regaladas por sus madres y vecinas. 
Cuando era  pequeña, recuerdo haberlos visto más humildes aún, no tenían ni telas, la cruz era muy rustica y las flores del campo. ¡Pero cuanta ilusión la de aquellos niños! El "Paso" era tan pequeño que no cabían debajo y entre cuatro lo llevaban por las patas, puestas muy rudimentariamente mientras que otro hacia de capataz. Nunca iban más de cinco o seis, el sexto solía llevar una caja de cartón colgada con una cuerda a modo de tambor y dos palos con los que iba intentando sacar sonidos a su rudimentario instrumento musical.
En todo el centro de Sevilla, en la misma  La Campana, vi este "Paso de Cruz". Lo que atrajo mi interés fue, primero la música que le acompañaba y que me hizo mirar hacia donde sonaba, al levantar la vista me tope con la cruz y al bajarla me encontré con este pequeñajo, que no tenia más de cuatro años y que parecía que su manita estaba pegada a la pata del "Paso". En todo el tiempo que estuve haciendo las fotos y que tardaron en pasar La Campana, no se soltó para nada, seguramente su papá que iba a su lado se lo recomendó y el peque muy obediente le hizo caso. 
Me quedé hasta que marcharon, pensé en cómo los padres inculcan a sus hijos las costumbres del  pueblo, de su gente, de su semana santa, ellos son los que hacen que sigan vivas las tradiciones.

  


Río color tierra

Este año no me he portado mal, este es otro de los cuadros que he hecho, es la pareja del anterior que subí.
Es pequeño y copiado de una pintura de Carlos de Haes. La fotografía es pequeñísima, así que es más  una copia del motivo e interpretación, que una copia en sí.
El agua del río lleva el color rojizo de la tierra, una fuerte tormenta arrastra esta al agua tiñéndola de su color.
Está pintado en madera y hecha en pocas horas, si echara más tiempo, me aburriría y echaría a perder la pintura, no seria la primera vez que me pasa.




Buscando el mar

Hace seis años que hice esta pintura. Después de ver en Málaga una exposición del pintor Carlos de Haes, me quede prendada de su pintura y de sus cuadros casi miniaturas muchos de ellos.
A la entrada me dieron un programa o publicación donde venia su biografía y fotografías de sus pinturas, entre ellas venían esta y otras que ya he subido al blog, aun me queda otra que he pintado este año para hacer pareja con esta y que he regalado a una de mis hermanas. 
Como siempre me pasa, de esta pintura me atrajo su cielo y su agua.  El cielo tormentoso reflejándose en el río y este con su corriente caída en buscar del mar, refleja los colores del cielo como queriendo que el mar se impregne del color de aquel lugar.
Como muchos de mis cuadros está hecho en casa, en una época en la que pintaba todos los días, en el taller tenia uno, y en casa hacia otros.

  

El convento


Hace unos días buscando algo para pintar entre tantas fotografías y recortes de periódicos y revistas, me encontré con las hojas del periódico donde esta la fotografía de esta pintura. La guardo por que en ellas hay tres más de las que pueden salir otros tantos cuadros, uno de ellos sobretodo puede quedar muy sencillo y si lo hago bien, hasta bonito. 
Venían en un reportaje hecho a las monjas del convento de Santa Ángela de la Cruz, creo recordar... no estoy muy segura... ¡Bueno, era un convento! 
Aquí estaba yo en pañales con los pinceles, ¿se nota, a que sí? Pero el motivo de la monja, en la terraza bordando, con esos cortinajes oscuros y la baranda, todo inundado de luz, ¡me encanto!  Parece una pintura naif.
La tiene una de mis hijas y siempre que voy a su casa la miro y me gusta a pesar de verle miles de fallos, para mi sigue teniendo el encanto que le vi el primer día que me encontré con las fotos en el periódico.Este también lo hice sin profesora, pinte como mi inspiración me dio a entender pero con mucha ilusión y paciencia, por que la balaustrada fue lo que más trabajo me costo y el manto de la monja que siempre parecía jorobada y no agachada sobre el bastidor

Playa tropical

Esta pintura es de este año, al principio de curso después de casi un año sin pintar, no sabia que tema escoger para comenzar el curso.Ya había pintado uno pequeño para irme soltando. Escogí algunas fotografías que unas me gustaban más y otras menos. Ante las dudas que me entraron viendo aquellos paisajes, pedí a la profesora que las viera y me aconsejara, mal hecho por que a ella le gusto la que menos me gustaba a mi.
Por no decirle que prefería otra, ya que era el primer año que estaba con ella. Empecé el cuadro con muy pocas ganas y es lo peor que le puede pasar a una persona que quiere hacer algo creativo, no estar motivada.
Iba al taller sin ilusión, deseando terminar esta pintura que no terminaba de gustarme, le veía algo raro y no sabia que era, mis compañeros me decían que estaba bonita, pero yo le encontraba algo raro, el agua no tenia profundidad, estaba de pie, así que cansada de no saber como arreglarlo lo di por terminado.
Una vez en casa, la puse en el caballete donde podía observarlo y me di cuenta donde estaba el fallo.     
Subí la orilla del agua para arriba y cambio bastante la perspectiva, aun así no es una de mis pinturas favoritas, me gustan más las marinas horizontales que verticales como es esta.







   

Bodegón con busto

Un busto de escayola blanco, un paño y un plato. Esto es lo que nos puso la profesora que nos toco aquel año, quería que pintáramos del natural y nos ponía unos bodegones que para pintarlos teníamos que tener muchas ganas y voluntad para hacerlo.
No recuerdo en realidad cual de las profesoras fue la que nos puso esto, pero lo cierto es que casi todos los profesores quieren enseñarnos como debe de ser, primero a dibujar del natural para seguir con la pintura, pero ¡ay! que difíciles somos los mayores, la mayoría se negó a pintar estas cosas, entre ellas recuerdo una maleta vieja con unos zapatos y algo más, ahí si que me negué yo a pintar. ¡Era horrible!  y muy difícil para nosotras. La perspectiva de la maleta abierta, asomando el zapato, era imposible para mi y mis compañeras. Así que quedamos con la profesora que a partí de la semana siguiente, cada una se llevaría una lamina o fotografía que le gustara para pintarla.
A fin de cuentas lo que nos lleva a asistir a estas clases es ante todo el relacionarnos, tener un motivo para salir de nuestras casas, hablar con otras personas y hacer amistades. A todos nos une la afición por la pintura, unos ya sabían de su gusto por ella, otros la descubren en estos talleres y se convierte en su entretenimiento preferido.
Cada uno hace lo que puede, muchos de ellos se sienten satisfechos de sus creaciones y felices, ya es un logro conseguir que tantas personas mayores, un día a la semana se olviden de sus males y tristezas concentrándose, durante tres horas, en su obra de arte que los llena de satisfacción y alegría.  
 
 
                                                                     











Barreño con flores

Esta pintura la he terminado hoy al mediodía en el taller de Cáritas, me he dado prisa porque ha sido el último día de clases. Para el lunes que viene tengo que llevarlo a La casa de las Columnas, en la calle Pureza, Triana, donde se expondrán los trabajos de los alumnos de estos talleres. La exposición durará diez días.
Este trabajo es una semicopia, digo esto porque lo he sacado de una lámina, he hecho mi versión, que ha sido cambiar las flores blancas por azules y lo que era un cesto convertirlo en barreño de bronce o cobre, y si parece demasiado lujo, lo podemos dejar en un humilde latón dorado. También he cambiado el verde de los tallos y las hojas, el que tenía era demasiado esmeralda y no es un verde que me guste mucho. Pienso que con el que le he puesto está más natural y alegre.
No he tardado mucho en hacerlo, el encuadre y manchado lo hice el ultimo día de clase en el distrito, como tenía que empezar uno en Cáritas, me lleve este para ver si lo podía terminar, así que, tres días más de clases y ocho horas en total de trabajo, han dado para que terminara este cuadro.
Estoy contenta, porque siempre tengo la pena de no saber pintar flores y con estas florecillas, no muy ortodoxas, me he quitado un poco la espina y me siento más capaz de intentarlo de nuevo con otras.
Este año he pintado seis cuadros, con este me he dado cuenta de lo mucho que hace la práctica, así que intentare seguir pintando en el verano y no dejarme llevar por la pereza que da el calor de estas tierras.    
Esta pintura como muchas otras, está mejor al natural que en la fotografía, no se que tiene mi cámara que no las capta bien, les salen unas veladuras blancas que en la realidad no tienen.

Marinela

El pescador

No recuerdo la fecha de este cuadro, puede que lo pintara en el año dos mil. Una de mis hermanas tenía unos cuadros antiguos muy estropeados, pero con unos motivos muy bonitos, quería que le pintara uno, el que a mí me gustara, escogí este que fue el que me gusto en ese momento. Estaba muy oscuro por el paso del tiempo, lo limpie un poco y lo empecé en un lienzo que ella me dio de una sobrina que empezó a pintar y más tarde lo abandono. Es el más grande que he hecho en mi vida. 
Me gustó copiarlo por que a pesar de lo estropeado que estaba se distinguían los colores y yo nunca había copiado de una pintura  natural. 
Es completamente diferente a pintar de fotografía de pinturas y no digamos ya de fotocopias de estas fotografías. 
No hace mucho le pregunte a mi hermana por los cuadros y me lleve un pequeño disgusto al enterarme que mi cuñado los había dado entre otras cosas que no le servían.
Me hubiera gustado tenerlos para copiarlos, se veían perfectamente las pinceladas y se podía aprender de ellos. 
Espero que si alguna vez se deshace de algún cuadro viejo me pregunte si lo quiero para copiarlo.
Este paisaje con la casa junto al río, las dos ovejas lanudas y el muchacho pescando, lo hice en casa sin asesoramiento de profesores, el lienzo era muy grande para traer y llevar al taller, así que me puse la tarea de hacerlo sola con lo poco que sabía, no conseguía darle profundidad al camino ni caída al desnivel así  que cuando me canse de intentarlo lo di por terminado.
A mí hermana parece que le gusto, lo enmarcó y lo colgó en su casa.
Y a mí me agrado hacerlo, tiene una bonita composición que es lo importante en una pintura, y los colores eran de los que me gustaban y solía utilizar en mis pinturas.

Marinela







El pueblo árabe

Esta pintura la he llevado hoy día veintiuno de mayo, con otras dos hechas este año con mi profesor Vicente Regidor a la exposición del distrito, para exponer con todos los compañeros de curso en el distrito de Los Remedios , que está en c/ República Argentina nº 25 planta 3º 
Este cuadro, desde que ví la fotografía en una revista, me llamo la atención por el color y los personajes, era más alargada, le hubiera venido bien un formato de lienzo de paisaje, pero no lo tenia en ese momento, ni yo había pensado hacerlo, lo tenia reservado para cuando tuviera más practica, más que nada por las figuras que me parecían muy difíciles por las ropas. Lo llevaba entre otros más adecuados para este lienzo, pero cuando mi profesor lo vio, le gusto tanto como a mí y me animo a hacerlo. 
Con las casas no hubo problemas, cuando llegue a las figuras no sabia por donde meterles manos, pero Vicente, que en su humildad no ha querido que conozcamos su obra como pintor, me dio las primeras nociones. Hoy me han hablado de que es un gran artista y muy completo. Lo han alabado como persona y como gran pintor. Todos le queremos y apreciamos el interés que se toma en enseñarnos.
A esta pintura, le quite algunos personajes y les puse otros, uno de ellos no tiene cara, un día queriéndola mejorar la borre y se quedo así. 
Esto me lleva a la reflexión, de que la mayoría de seres de este mundo es invisible para la otra gran mayoría. 
Los que tienen, no ven a los que no tienen. Este hombre sin cara representa a todos aquellos que viven fuera de nuestros intereses, aquellos que materialmente no pueden aportarnos nada, hacemos que se hagan invisibles antes nuestros ojos, no queremos sufrir viendo el sufrimiento ajeno, con verlo en las televisiones, sentir el morbo que provoca ver las desgracias ajenas y apagar el aparato en el momento en que alguna de la fibra de nuestro ser se conmueve, cumplimos con la sociedad, con los desposeídos, con los invisibles.   
    


   

La charca

Esta pintura tiene seis años, creo recordar que también fue un año de lluvias, puede que no tanto como este, pero también hubo riadas y muchos campos se anegaron como el de esta fotografía de la que saque este cuadro. 
Venia en un periódico como noticia y a mi me gusto y la recorte y guarde, hasta que un día me dio por pintarla.
No se que clase de árboles eran, tenían unas hojas menudas pero no tenían la forma de los olivos.
Me hubiese gustado que quedara más definida la variedad de árboles que he pintado, pero no tengo ni idea como se pueden llamar ni a la familia a la que pertenecen. Tampoco yo he sabido darle las formas correctas para averiguar que árboles son. Ya no creo que tenga tiempo ni memoria para aprender a pintar árboles con la personalidad de cada uno.
Lo pinte sola en casa, sin los consejos del profesor.
Pero bueno, ¡que más da! a mi lo que me gusto fue el agua que servia de espejo y la composición del tema.








El algodón de azúcar

Ayer tarde fui a Tomares, estaba el día nublado y me encontré con este cielo de nubes, las bajas, oscuras como para descargar su agua, y las blancas parecían algodones dulces, ¡sí, de esos de las ferias! Ahora los tiñen de rosa, pero cuando yo era niña, todos eran blancos. ¡Como me gustaban y me gustan! Metía la cara en el algodón y al retirarla me traía un bocado y un pegote en la nariz pegado. Me daba risa y disfrutaba de lo lindo con solo aquel palo, envuelto en aquel algodón dulce y pegajoso que me dejaba las manos pegadas sin poder tocar nada, me chupaba los dedos intentando quitarme el azúcar, así hasta llegar a la caseta donde me las lavaba. 
¡Que pena! que poco tiempo duraba aquel sabor dulce en mi boca, pero más pena me da, que gustándome tanto, no sea capaz de compradme uno cuando veo un puesto de algodones, pero se por que es; me veo con el pegote de algodón en la nariz y las manos pegajosas. 
¡Ahora que lo pienso! En algún sitio de por aquí, he visto un algodonero, echaré toallitas de esas mojadas en el bolso, y la próxima vez me compraré uno ¡Lo prometo! Cerraré los ojos y me trasportaré a la feria de abril, a mis siete años, cuando me comía el algodón.


Las flores copiadas

  No hace mucho, navegando por Internet di con un vídeo de un pintor que enseñaba como se pintaban las flores, viéndolo parecía facilísimo y me acorde de este cuadro y del trabajo que me costo copiarlo. No encontraba la manera de dar forma a estas flores y conseguir que fueran todas diferentes, notándose la  variedad de plantas que había en el jarrón.
Con mucho esfuerzo y muy desanimada, fui dando pinceladas, intentando copiar lo que tenia delante de mis ojos, una fotocopia, toda desvaída en color y contrastes. Los colores no eran los míos, los copie lo mejor que pude, pensando que el original seguramente tenia un colorido más fuerte, así que les subí un poco el tono a las flores y hojas para que no quedara tan apastelada la pintura.
La vida es como la pintura, hay que usar el pincel con las emociones, cuando estas se oscurecen, hay que poner un poco de color y un poco de luz para no agobiarnos con la oscuridad.
El cuadro de la vida nunca esta pintado a gusto de todos, pero en nuestra privacidad cada uno es libre y tiene la opción de dar pinceladas de diferentes colores a aquello que este en nuestra mano y que podamos cambiar, empezando por uno mismo, es difícil pero no imposible si se pone voluntad.


La copia del otro

Este es otra de mis pinturas, y esta fue la segunda vez que copiaba este motivo. A mi hija mayor le gusto el primero que pinte y me pidió que le pintara uno para ella.
Como soy muy mala copiadora, no salio igual que el primero, pero a ella le gustó y se lo llevo para su casa.
La fotografía, esta regular, no consigo hacer las fotos de los cuadros derechas, y es por culpa del gran angular, según tengo entendido. O soy yo que no consigo encuadrar bien a pesar de la cuadricula que le tengo puesta a la pantalla de la cámara, la mía es muy sencilla, y pocas cosas puedo cambiar.
Hecho de menos las fotografías que hacíamos antaño con nuestras cámaras réflex, aquellas que se les cambiaba los objetivos, o no se les cambiaba, pero si tenían las opciones de cambiar la velocidad y el diafragma, y puede que algunas cosas más que ya después de tantos años no las recuerdo.
Lo que si tengo claro es que íbamos a todas partes con las cámaras de fotos y nuestro carretes en blanco y negro, después revelaba la película mi esposo y entre los dos las pasábamos al papel en el laboratorio improvisado, que en cada casa a la que nos mudábamos por motivos de trabajo, montábamos.
Era nuestro hobby, nuestra distracción, para aquella época que pocas distracciones teníamos en los pueblos. Hablo de 1973, que fue cuando le compramos la ampliadora a nuestro vecino Manolo quien nos aficiono a esto de revelar nuestras propias  fotografías.
La fotografía lleno muchas de nuestras horas y días de descanso, gracias a ella conservo muchos momentos de reuniones familiares y las imágenes de mis hijos conforme iban creciendo.
Hoy con las cámaras digitales es distinto, no tiene tanta emoción como cuando te entrabas en el cuarto oscuro y encendías la luz roja. A través de la lente de la ampliadora, atravesada por una fuerte luz, veías las imágenes en negativo, y después de unos minutos bajo la luz, dejabas el papel dentro de la bandeja donde estaba el revelador y observabas como salían las imágenes en positivo sobre el.
Muchas veces, los pocos minutos de espera se convertían en alegría de ver una buena foto, otras en frustración, la foto era mala.
Eso nos pasa con muchas personas, al conocerlas les hacemos una fotografía mental y hasta  pasado un tiempo no vemos si es buena o nos equivocamos.
     

El puente


El puente, aquel que nos ayuda a cruzar de una orilla a otra, a encontrarnos con lo perdido o hallar lo que buscamos, es como tomar decisiones, todos en un momento de sus vidas tienen que tomarlas. Decisiones que nos llevaran hacia nuestro destino, no sabemos cual, la decisión que tomemos será, en muchos casos, crucial en nuestra vida, afortunada o equivocada, ¡quien sabe! Quizás lo mejor es quedarse en el centro del puente y esperar, puede que pase un barco por debajo y nos permita dar el salto que nos libre de la disyuntiva de escoger. Muchas veces la espera da al tiempo la ocasión de cambiar aquello por lo que tenemos que decidir, la reflexión, la paciencia el dejar que la mente y el corazón se pongan de acuerdo, nos ayuda a tomar el camino que ha de guiar nuestra vida.
Hace unos años que pinte este puente y no es el único, tienen algo psicológico para mi, es algo estático pero que te lleva de un lugar a otro, te hace cruzar las aguas corrientes de los río, unas turbulentas y otras de suave fluir. Como la  misma vida.

Campo de girasoles

1997. Esta pintura es de los primeros años de mi ida a los talleres, pero no fue de las que hice en ellos, esta hecha en casa, copiada de una mala fotografía de un periódico, en color, como suelen ser las fotos de la prensa diaria y más, hace trece años.
Llevaba tres años viviendo en esta mi ciudad, y menos de dos que había empezado a pintar, tenia tanta ilusión de poder aprender aquello que siempre me gusto, que hacia por encontrar tiempo para pintar en casa. Adelanté mucho en aquellos años, yo, que no había cogido un pincel en toda mi vida me parecía maravilloso lo que hacia con ellos, se estaba cumpliendo mi sueño de niña, pintar, hacer un cuadro, y cuando pintaba en casa, es cuando mejor lo pasaba y lo paso, mi pintura es completamente mía, nadie me dice como tengo que hacerlo, sale de mis manos y de mi corazón, es lo que veo y como lo veo, lo que siento, los colores que me gustan.
Al subir mis pinturas a este medio, no es por vanidad, no busco halagos, mi ego no necesita alimento. Se quien soy, como soy, y que importancia le doy a lo que hago, si mi hacer me llena de satisfacción y me hace feliz, no pido más, cada cual tiene que aprender a ser feliz con lo que tiene a mano.
En estos momentos de reflexión me digo: Que pena de aquellos que dejan pasar los días sin darse cuenta de las cosas buenas que tienen y que pueden hacer, pensando o soñando con otras que seguramente nunca alcanzaran. 
Estoy pensando que ya que voy guardando estos escritos con las fotos de mis cuadros y mis recuerdos, podría pasarlos a papel y hacer un cuaderno, para cuando sea muy viejecita y ya no tenga facultades para manejar el ordenador, alguien caritativo y que me ame un poquitín me lea mis recuerdos por si ya los olvide.




Empieza a florecer

Estas son de las primeras flores que que van brotando en el parque, está todo muy verde y recién podado y plantado, así que plantas con flores no hay muchas. Me fui al parque a dar un paseo rodeada de la tranquilidad que da la naturaleza y huyendo del bullicio de las cofradía, son preciosas las vírgenes, los Pasos arte puro en plata y oro, los bordados, todo hecho a mano, una maravilla, las flores puestas con un gusto exquisito, los Pasos, como aquí en Sevilla se les llama, del justo tamaño, ni grandes ni pequeños, todo maravilloso.
El Domingo de Ramos salí a dar un paseo y casi sin darnos cuenta, mis acompañantes y yo, nos metimos en el centro con todo el gentío. En cuanto pudimos salir de la bulla nos volvimos a la tranquilidad de nuestro barrio.
En estas ocasiones es cuando más cuenta me doy de como los años van dejando su huella, para estos acontecimientos he perdido interés, las cosas en las que no participo no atraen mi atención, me aburren, no sirvo para contemplar, solo puedo hacerlo antes una puesta de sol o un amanecer, esto ultimo nunca por que cuando amanece no estoy en el campo ni en carretera para ver salir el sol, como buena parte de los españoles estoy en la cama, y la otra parte se está preparando para salir a trabajar y no creo que se paren a ver como sale el sol que en sus salidas suele tener tanta belleza como en sus puestas. 
Ya se fue la Semana Santa un año más, por lo visto con mucha más gente en la ciudad que en otros años, ¿Será por la crisis? Ahora dentro de unos días llega la feria, seguro que también estará llena, no se podrá dar un paso, unos disfrutaran de ella y otros se quedaran con las expectativas rotas, con menos dinero en el bolsillo y la desilusión en el alma.  
  

Camino otoñal

¡Esta es mi penúltima pintura, da cierta cosa decir, ultima. Quiero seguir pintando durante muchos años, todos los que el destino tenga para mí. Lo malo es que a la pintura le ha salido un competidor en el tiempo, en mi tiempo, es esta pantalla que me atrae como el misterio de lo desconocido. Me pasa con ella como con la pintura, que el tiempo se va y no te das cuenta. También es verdad que con la edad todo se hace más despacio, más lento, por mucho que quieres aligerar el cuerpo no obedece, las ideas y pensamientos así como las palabras, van y vienen, y a veces cuesta ponerlas en orden para que se entienda lo que se quiere decir, son días, pero son. Es una lucha diaria para no caer en el desaliento por el esfuerzo que hay que hacer para mantenerse útil e independiente, pero no hay que tirad la toalla, mientras quede una sola gota  de voluntad hay que ejercitarla todos los días, ella nos mantendrá libre de que otros piensen o actúen por nosotros.
Paso a contar algo de esta pintura.  
Como se ve es un camino con árboles y su época es del otoño. Hacia mucho que quería pintar un paisaje así, no ha quedado como yo quería ya que las ramas de los árboles se ven con falta de movimiento, he intentado captar el color del otoño como venia en la fotografía, pero los amarillos han salido algo subidos de tono, más adelante le daré unas pinceladas en ocre para apagar un poco algunos brillos excesivos.
 En la fotografía los colores eran más apagados y suaves. Pero a mi me cuesta dar esos tonos.
Mi profesor Vicente Regidor, un chico estupendo, intenta sacar de mí todo lo que de artista hay dentro de mi, si es que tengo algo, por lo menos me anima que es lo mejor y me da seguridad.
Todas las y los alumnos estamos muy contentos con el, es cariñoso, paciente y sabe enseñar. Tenemos un lujo de profesor, todos le apreciamos de verdad. Se que si sigo con el y aprovecho sus consejos y pinto más, llegare a hacerlo mejor.
¡Gracias amigo Vicente!