La copia del otro

Este es otra de mis pinturas, y esta fue la segunda vez que copiaba este motivo. A mi hija mayor le gusto el primero que pinte y me pidió que le pintara uno para ella.
Como soy muy mala copiadora, no salio igual que el primero, pero a ella le gustó y se lo llevo para su casa.
La fotografía, esta regular, no consigo hacer las fotos de los cuadros derechas, y es por culpa del gran angular, según tengo entendido. O soy yo que no consigo encuadrar bien a pesar de la cuadricula que le tengo puesta a la pantalla de la cámara, la mía es muy sencilla, y pocas cosas puedo cambiar.
Hecho de menos las fotografías que hacíamos antaño con nuestras cámaras réflex, aquellas que se les cambiaba los objetivos, o no se les cambiaba, pero si tenían las opciones de cambiar la velocidad y el diafragma, y puede que algunas cosas más que ya después de tantos años no las recuerdo.
Lo que si tengo claro es que íbamos a todas partes con las cámaras de fotos y nuestro carretes en blanco y negro, después revelaba la película mi esposo y entre los dos las pasábamos al papel en el laboratorio improvisado, que en cada casa a la que nos mudábamos por motivos de trabajo, montábamos.
Era nuestro hobby, nuestra distracción, para aquella época que pocas distracciones teníamos en los pueblos. Hablo de 1973, que fue cuando le compramos la ampliadora a nuestro vecino Manolo quien nos aficiono a esto de revelar nuestras propias  fotografías.
La fotografía lleno muchas de nuestras horas y días de descanso, gracias a ella conservo muchos momentos de reuniones familiares y las imágenes de mis hijos conforme iban creciendo.
Hoy con las cámaras digitales es distinto, no tiene tanta emoción como cuando te entrabas en el cuarto oscuro y encendías la luz roja. A través de la lente de la ampliadora, atravesada por una fuerte luz, veías las imágenes en negativo, y después de unos minutos bajo la luz, dejabas el papel dentro de la bandeja donde estaba el revelador y observabas como salían las imágenes en positivo sobre el.
Muchas veces, los pocos minutos de espera se convertían en alegría de ver una buena foto, otras en frustración, la foto era mala.
Eso nos pasa con muchas personas, al conocerlas les hacemos una fotografía mental y hasta  pasado un tiempo no vemos si es buena o nos equivocamos.
     

El puente


El puente, aquel que nos ayuda a cruzar de una orilla a otra, a encontrarnos con lo perdido o hallar lo que buscamos, es como tomar decisiones, todos en un momento de sus vidas tienen que tomarlas. Decisiones que nos llevaran hacia nuestro destino, no sabemos cual, la decisión que tomemos será, en muchos casos, crucial en nuestra vida, afortunada o equivocada, ¡quien sabe! Quizás lo mejor es quedarse en el centro del puente y esperar, puede que pase un barco por debajo y nos permita dar el salto que nos libre de la disyuntiva de escoger. Muchas veces la espera da al tiempo la ocasión de cambiar aquello por lo que tenemos que decidir, la reflexión, la paciencia el dejar que la mente y el corazón se pongan de acuerdo, nos ayuda a tomar el camino que ha de guiar nuestra vida.
Hace unos años que pinte este puente y no es el único, tienen algo psicológico para mi, es algo estático pero que te lleva de un lugar a otro, te hace cruzar las aguas corrientes de los río, unas turbulentas y otras de suave fluir. Como la  misma vida.

Campo de girasoles

1997. Esta pintura es de los primeros años de mi ida a los talleres, pero no fue de las que hice en ellos, esta hecha en casa, copiada de una mala fotografía de un periódico, en color, como suelen ser las fotos de la prensa diaria y más, hace trece años.
Llevaba tres años viviendo en esta mi ciudad, y menos de dos que había empezado a pintar, tenia tanta ilusión de poder aprender aquello que siempre me gusto, que hacia por encontrar tiempo para pintar en casa. Adelanté mucho en aquellos años, yo, que no había cogido un pincel en toda mi vida me parecía maravilloso lo que hacia con ellos, se estaba cumpliendo mi sueño de niña, pintar, hacer un cuadro, y cuando pintaba en casa, es cuando mejor lo pasaba y lo paso, mi pintura es completamente mía, nadie me dice como tengo que hacerlo, sale de mis manos y de mi corazón, es lo que veo y como lo veo, lo que siento, los colores que me gustan.
Al subir mis pinturas a este medio, no es por vanidad, no busco halagos, mi ego no necesita alimento. Se quien soy, como soy, y que importancia le doy a lo que hago, si mi hacer me llena de satisfacción y me hace feliz, no pido más, cada cual tiene que aprender a ser feliz con lo que tiene a mano.
En estos momentos de reflexión me digo: Que pena de aquellos que dejan pasar los días sin darse cuenta de las cosas buenas que tienen y que pueden hacer, pensando o soñando con otras que seguramente nunca alcanzaran. 
Estoy pensando que ya que voy guardando estos escritos con las fotos de mis cuadros y mis recuerdos, podría pasarlos a papel y hacer un cuaderno, para cuando sea muy viejecita y ya no tenga facultades para manejar el ordenador, alguien caritativo y que me ame un poquitín me lea mis recuerdos por si ya los olvide.




Empieza a florecer

Estas son de las primeras flores que que van brotando en el parque, está todo muy verde y recién podado y plantado, así que plantas con flores no hay muchas. Me fui al parque a dar un paseo rodeada de la tranquilidad que da la naturaleza y huyendo del bullicio de las cofradía, son preciosas las vírgenes, los Pasos arte puro en plata y oro, los bordados, todo hecho a mano, una maravilla, las flores puestas con un gusto exquisito, los Pasos, como aquí en Sevilla se les llama, del justo tamaño, ni grandes ni pequeños, todo maravilloso.
El Domingo de Ramos salí a dar un paseo y casi sin darnos cuenta, mis acompañantes y yo, nos metimos en el centro con todo el gentío. En cuanto pudimos salir de la bulla nos volvimos a la tranquilidad de nuestro barrio.
En estas ocasiones es cuando más cuenta me doy de como los años van dejando su huella, para estos acontecimientos he perdido interés, las cosas en las que no participo no atraen mi atención, me aburren, no sirvo para contemplar, solo puedo hacerlo antes una puesta de sol o un amanecer, esto ultimo nunca por que cuando amanece no estoy en el campo ni en carretera para ver salir el sol, como buena parte de los españoles estoy en la cama, y la otra parte se está preparando para salir a trabajar y no creo que se paren a ver como sale el sol que en sus salidas suele tener tanta belleza como en sus puestas. 
Ya se fue la Semana Santa un año más, por lo visto con mucha más gente en la ciudad que en otros años, ¿Será por la crisis? Ahora dentro de unos días llega la feria, seguro que también estará llena, no se podrá dar un paso, unos disfrutaran de ella y otros se quedaran con las expectativas rotas, con menos dinero en el bolsillo y la desilusión en el alma.  
  

Camino otoñal

¡Esta es mi penúltima pintura, da cierta cosa decir, ultima. Quiero seguir pintando durante muchos años, todos los que el destino tenga para mí. Lo malo es que a la pintura le ha salido un competidor en el tiempo, en mi tiempo, es esta pantalla que me atrae como el misterio de lo desconocido. Me pasa con ella como con la pintura, que el tiempo se va y no te das cuenta. También es verdad que con la edad todo se hace más despacio, más lento, por mucho que quieres aligerar el cuerpo no obedece, las ideas y pensamientos así como las palabras, van y vienen, y a veces cuesta ponerlas en orden para que se entienda lo que se quiere decir, son días, pero son. Es una lucha diaria para no caer en el desaliento por el esfuerzo que hay que hacer para mantenerse útil e independiente, pero no hay que tirad la toalla, mientras quede una sola gota  de voluntad hay que ejercitarla todos los días, ella nos mantendrá libre de que otros piensen o actúen por nosotros.
Paso a contar algo de esta pintura.  
Como se ve es un camino con árboles y su época es del otoño. Hacia mucho que quería pintar un paisaje así, no ha quedado como yo quería ya que las ramas de los árboles se ven con falta de movimiento, he intentado captar el color del otoño como venia en la fotografía, pero los amarillos han salido algo subidos de tono, más adelante le daré unas pinceladas en ocre para apagar un poco algunos brillos excesivos.
 En la fotografía los colores eran más apagados y suaves. Pero a mi me cuesta dar esos tonos.
Mi profesor Vicente Regidor, un chico estupendo, intenta sacar de mí todo lo que de artista hay dentro de mi, si es que tengo algo, por lo menos me anima que es lo mejor y me da seguridad.
Todas las y los alumnos estamos muy contentos con el, es cariñoso, paciente y sabe enseñar. Tenemos un lujo de profesor, todos le apreciamos de verdad. Se que si sigo con el y aprovecho sus consejos y pinto más, llegare a hacerlo mejor.
¡Gracias amigo Vicente!