Viaje a Londres
Aniversario de boda
El día veinte de este mes de marzo salí de casa para el aeropuerto a las cinco de la tarde, como los toreros: dispuesta a subir en un avión para visitar Londres.
Durante muchos años, casi todos los que tengo, el transporte que más miedo me daba era este. No se porqué sí nunca había viajado por el aire. Quizás por no conocerlo me había hecho una idea equivocada.
Ahora, después de dos viajes me he convencido que es el mejor, Casi no me enteré de las dos horas y pico de vuelo. Llegué descansada y contenta, agradeciéndoles a mis hijos que se empeñaran en que los acompañáramos en este viaje que ellos hacían por nosotros, dándonos, a su padre y a mí, la sorpresa de tenerlo todo preparado.
Salimos el miércoles y volvimos el domingo día veinticuatro, tres días completos maravillosos. No se de donde saqué las energías para andar tantas horas viendo los museos, el palacio real, los parques, las calles del centro de Londres.
Subimos a la noria de más de cuarenta metros de altura y desde allí vimos esta panorámica del famoso reloj y de la Abadía, que a estas horas de la noche no me acuerdo de su nombre.
También vimos las Torres de Londres y el Tesoro de la Corona.
El sábado día treinta, recordé que era el aniversario de nuestra boda, ¡Toda la vida juntos! Así que el viaje se lo he adjudicado a esta fecha para que no se me olvide lo bien que lo pasé y lo felices que somos después de tantos años de casados.
Espero que sea por mucho tiempo, todo el que la vida nos tenga reservado.
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