El convento


Hace unos días buscando algo para pintar entre tantas fotografías y recortes de periódicos y revistas, me encontré con las hojas del periódico donde esta la fotografía de esta pintura. La guardo por que en ellas hay tres más de las que pueden salir otros tantos cuadros, uno de ellos sobretodo puede quedar muy sencillo y si lo hago bien, hasta bonito. 
Venían en un reportaje hecho a las monjas del convento de Santa Ángela de la Cruz, creo recordar... no estoy muy segura... ¡Bueno, era un convento! 
Aquí estaba yo en pañales con los pinceles, ¿se nota, a que sí? Pero el motivo de la monja, en la terraza bordando, con esos cortinajes oscuros y la baranda, todo inundado de luz, ¡me encanto!  Parece una pintura naif.
La tiene una de mis hijas y siempre que voy a su casa la miro y me gusta a pesar de verle miles de fallos, para mi sigue teniendo el encanto que le vi el primer día que me encontré con las fotos en el periódico.Este también lo hice sin profesora, pinte como mi inspiración me dio a entender pero con mucha ilusión y paciencia, por que la balaustrada fue lo que más trabajo me costo y el manto de la monja que siempre parecía jorobada y no agachada sobre el bastidor

Playa tropical

Esta pintura es de este año, al principio de curso después de casi un año sin pintar, no sabia que tema escoger para comenzar el curso.Ya había pintado uno pequeño para irme soltando. Escogí algunas fotografías que unas me gustaban más y otras menos. Ante las dudas que me entraron viendo aquellos paisajes, pedí a la profesora que las viera y me aconsejara, mal hecho por que a ella le gusto la que menos me gustaba a mi.
Por no decirle que prefería otra, ya que era el primer año que estaba con ella. Empecé el cuadro con muy pocas ganas y es lo peor que le puede pasar a una persona que quiere hacer algo creativo, no estar motivada.
Iba al taller sin ilusión, deseando terminar esta pintura que no terminaba de gustarme, le veía algo raro y no sabia que era, mis compañeros me decían que estaba bonita, pero yo le encontraba algo raro, el agua no tenia profundidad, estaba de pie, así que cansada de no saber como arreglarlo lo di por terminado.
Una vez en casa, la puse en el caballete donde podía observarlo y me di cuenta donde estaba el fallo.     
Subí la orilla del agua para arriba y cambio bastante la perspectiva, aun así no es una de mis pinturas favoritas, me gustan más las marinas horizontales que verticales como es esta.







   

Bodegón con busto

Un busto de escayola blanco, un paño y un plato. Esto es lo que nos puso la profesora que nos toco aquel año, quería que pintáramos del natural y nos ponía unos bodegones que para pintarlos teníamos que tener muchas ganas y voluntad para hacerlo.
No recuerdo en realidad cual de las profesoras fue la que nos puso esto, pero lo cierto es que casi todos los profesores quieren enseñarnos como debe de ser, primero a dibujar del natural para seguir con la pintura, pero ¡ay! que difíciles somos los mayores, la mayoría se negó a pintar estas cosas, entre ellas recuerdo una maleta vieja con unos zapatos y algo más, ahí si que me negué yo a pintar. ¡Era horrible!  y muy difícil para nosotras. La perspectiva de la maleta abierta, asomando el zapato, era imposible para mi y mis compañeras. Así que quedamos con la profesora que a partí de la semana siguiente, cada una se llevaría una lamina o fotografía que le gustara para pintarla.
A fin de cuentas lo que nos lleva a asistir a estas clases es ante todo el relacionarnos, tener un motivo para salir de nuestras casas, hablar con otras personas y hacer amistades. A todos nos une la afición por la pintura, unos ya sabían de su gusto por ella, otros la descubren en estos talleres y se convierte en su entretenimiento preferido.
Cada uno hace lo que puede, muchos de ellos se sienten satisfechos de sus creaciones y felices, ya es un logro conseguir que tantas personas mayores, un día a la semana se olviden de sus males y tristezas concentrándose, durante tres horas, en su obra de arte que los llena de satisfacción y alegría.  
 
 
                                                                     











Barreño con flores

Esta pintura la he terminado hoy al mediodía en el taller de Cáritas, me he dado prisa porque ha sido el último día de clases. Para el lunes que viene tengo que llevarlo a La casa de las Columnas, en la calle Pureza, Triana, donde se expondrán los trabajos de los alumnos de estos talleres. La exposición durará diez días.
Este trabajo es una semicopia, digo esto porque lo he sacado de una lámina, he hecho mi versión, que ha sido cambiar las flores blancas por azules y lo que era un cesto convertirlo en barreño de bronce o cobre, y si parece demasiado lujo, lo podemos dejar en un humilde latón dorado. También he cambiado el verde de los tallos y las hojas, el que tenía era demasiado esmeralda y no es un verde que me guste mucho. Pienso que con el que le he puesto está más natural y alegre.
No he tardado mucho en hacerlo, el encuadre y manchado lo hice el ultimo día de clase en el distrito, como tenía que empezar uno en Cáritas, me lleve este para ver si lo podía terminar, así que, tres días más de clases y ocho horas en total de trabajo, han dado para que terminara este cuadro.
Estoy contenta, porque siempre tengo la pena de no saber pintar flores y con estas florecillas, no muy ortodoxas, me he quitado un poco la espina y me siento más capaz de intentarlo de nuevo con otras.
Este año he pintado seis cuadros, con este me he dado cuenta de lo mucho que hace la práctica, así que intentare seguir pintando en el verano y no dejarme llevar por la pereza que da el calor de estas tierras.    
Esta pintura como muchas otras, está mejor al natural que en la fotografía, no se que tiene mi cámara que no las capta bien, les salen unas veladuras blancas que en la realidad no tienen.

Marinela