El desvan


Cuando vi por primera vez la fotografía de la cual pinte este cuadro, me llevo a mi niñez, a la casa de mis padres, una casa grande de varios siglos,(según contaba mi padre) de un pueblo de la provincia de Sevilla.
Yo era una niña curiosa, deseosa de saber,(mi madre me decía que siempre le estaba preguntando el porque y el cuando de las cosas) así que la curiosidad me hacia subir a los  soberados o "soberao",( que así es como llamamos aquí en Andalucía a los desvanes,) venciendo el miedo que le tenia a los gatos que campaban a sus anchas por ellos, subía las escaleras haciendo ruido y diciendo en voz alta ¡zape,zape! para ahuyentarlos
Una vez arriba, curioseaba todos los cachivaches que allí había y me asomaba a la ventana desde donde veía unos de los patios de la casa, lleno de flores que mi madre cuidaba con todo el cariño y esmero que ella tenia para las plantas.
Al pintar el cuadro ,cambie la vista desde la ventana, suprimí un trozo de tejado que se veía en la parte baja, y me imagine un campo de trigo a punto para segar y unas montañas ,casi invisibles por su lejanía.En la parte derecha se ve un zurrón ,un cesto y un bastón,lo que me llevo a situar el desván, en un caserío en el campo.

Mirando



Esta es otra de esas fotografías que me dijeron cosas: primero las dos personas que miran, ella con timidez, el, altivo y curioso de lo que ve al otro lado del arco de piedra ¿Miran al fotógrafo? o este los sorprende mirando, a que cosa, a quien? Nunca lo sabremos. El cielo tenía un color anaranjado con retazos rosas y el mar verde esmeralda con reflejos del cielo. ¡Imposible pasar tanta belleza a un papel con lápices a pastel! Pero...aquí lo dejo, este es mi blog y quiero subir aquello que me hizo feliz hacer.

Árboles solitarios



La fotografía que escogí para esta pintura no tiene nada que ver con lo que al final salio, era  un contraluz muy fuerte, los árboles eran negros y el primer plano también , la verdad es que no decía mucho la foto en cuanto al color, pero  lo que me llamo la atención fueron los dos árboles solitarios, en un campo de trigo segado y bañado por los rayos de sol del atardecer de un día de verano.                                                                               Conforme iba avanzando  la pintura, me fui olvidando de la foto que tome como modelo y los colores fueron fluyendo del pincel tal como en mi mente veía este paisaje.
 Lo empecé el año pasado y lo he terminado este. Esta pintado en una tabla.

Río y árboleda



Este cuadro hace unos 
cinco años que lo pinte, le dedique mucho tiempo, no más de tres horas a la semana durante dos meses.
Me gusto tanto este paisaje que hice todo lo posible por llevar al lienzo aquellos detalles que mas me atraían, los reflejos del agua, las ramas del árbol en el primer plano, el puente y el cielo con sus nubes. Me encanta pintar el cielo y los ríos y sí estos tienen muchos reflejos, mejor. El mar me es muy difícil, aun no he conseguido pintar algo sobre él, que me deje satifescha.
En esa época iba al taller de pintura de Ana María Rodríguez, en Triana, esta chica es encantadora, con ella aprendí mucho, respetaba mi gusto en los colores, me explicaba como seguir ante un bloqueo, sin tomar los pinceles y pintar ella en el cuadro, sabía que a mi no me gustaba que otras manos lo tocaran, ya que las pinceladas es como la escritura, personal e intransferible, se puede copiar pero nunca será igual.
Deseo que os guste como me gustó pintarlo a mí.